Estamos en construcción, disculpe usted las molestias... o no.

 

¿De que va VadeMACum?

Allá por mil novecientos ochenta y cinco conocí un primer Mac, un Plus creo recordar.

Yo trabajaba en un periódico local muy humilde, que, locos ellos, pensaron en comprar un ordenador, — hasta ese momento yo lo montaba a mano a base de artículos escritos en una Olivetti eléctrica —, y el candidato fue un Mac, pero dado su precio acabamos maquetando con Ventura Publisher en un Inves turbo 8 Mhz.

Hasta el ochenta y nueve no volví a tocar un Mac y mi primera máquina propia fue un LC II en el noventa y dos.

Desde entonces, como cualquier otra obsesión, lo leí, escuche, pregunte y aprendí todo o casi todo lo que pude sobre aquellos bichos grises, creados pensando en quién los utilizaría y no en quién los vendería.

Hoy, aquella entrañable manzana de colores ha cambiado, y con el arco iris también se ha descolorido el ínteres por el usuario. Apple crea máquinas maravillosas, sí, pero ajenas, más cercanas a los “victim tech” y los ingenieros que al currito y el artista.

Y todo el mundo parece muy contento de como se hacen las cosas en Cupertino.

¿Donde esta la crítica? antes tan comun, pues no lo se, pero hasta que Apple me pague como evangelista, yo diré aquí lo que pienso, y probablemente escueza más de un Makero por poco pertinente, pero creo que la crítica es saludable y solo molestan las verdades incómodas.

Así que desde mi larga experiencia de usuario seré impertinente.

viernes, 4 de septiembre de 2009

El gato que me deja frío.

Por fín se acabo el nefasto Agosto, un mes lleno de personas paseándose despreocupadamente, creyéndose con el derecho de molestar a todo dios simplemente porque ellos están de fiesta, de vacaciones.

Un mes en el que el país cierra y que alguien me explique como con una crisis como la que dicen que hay, se pueden permitir parar la actividad durante más de treinta días.

Un mes en que políticos y poderes fácticos aprovechan para hacer de las suyas con total impunidad, ya que todo el mundo está de vacaciones y pasan desapercibidos sus desatinos.


Un mes que apple ha aprovechado para lanzar con más disimulo que otra cosa su gato helado.


Yo he estado un poco aislado — no, no he tenido nada que se pueda asimilar al concepto vacaciones — y no me he enterado mucho del asunto. Confieso que me ha pillado por sorpresa.

Me ha sorprendido que Apple lanzara su Nuevo Gran Sistema sin apenas publicidad, sin alaracas, sin presentaciones, sin quic notes, casi clandestinamente.

Me ha sorprendido porque no hace ni un mes que distribuyo una beta casi definitiva entre los betatester y aun se hablaba, y mucho ademas, de los puntos aun no definitivos del sistema.

Me ha sorprendido que lo hallan lanzado a bajo precio; menos de treinta euros.


Me ha sorprendido muchas cosas… y para que negarlo, con más mal sabor de boca que otra cosa.


No, no he probado el gato. Confieso que debería callarme hasta hacerlo, pero no puedo evitar comentar lo que otros han descubierto al día siguiente de salir el programa — de como han logrado evaluar el gato cuando aún no se comenzado a distribuir es algo que no entiendo, probablemente sean beta tester que ahora, liberados de su compromiso de confidencialidad, se han decidido a quejarse públicamente —, vamos con un par de cosas que me han llamado la atención.


Primero; los tiempos en que uno instalaba los discos del sistema y seguía a lo suyo sin problema han pasado a la historia.

Hay quejas sobre cierta tendencia a fallar la instalación, siempre sobre instalaciones no recomendadas y cuya única solución, según parece, es instalar de cero el Leopardo y sobre este, instalar el gato frío.

Vale.

Cuando probé el Leopardo detecte más de noventa fallos en él, entre ellos dos perdidas catastróficas del contenido de mi disco — poco perdí gracias a mi manía de tener copias de seguridad… ¿ustedes no las hacen? —, después de lo cual aplique mi instinto y seguí la tradicional regla “si funciona bien ¡no lo toques!, (hasta que sea imperativo).”

Tras oír muchos problemas similares llegue a la conclusión de que el Leopardo era muy estable y eficiente… en las configuraciones recomendadas por Apple.

Si la configuración que usamos es algo personal o se sale de lo común por cualquier motivo, o simplemente no es una máquina de ultimísima generación, nos arriesgamos a que el Leopardo no funcione bien.

Según parece, si nuestra instalación del leopardo esta modificada o personalizada desde cualquier punto de vista, puede provocar una instalación fallida del gato con caspa que solo podremos solucionar reinstalando el leopardo desde cero.

O con una instalación con formateo del disco.


Segundo; incompatibilidades con los programas.


Repito; añoro la época en que instalabas los discos del sistema y seguías trabajando sin problemas.

Desde el advenimiento del X ha habido que cambiar de mentalidad, instalar un S.O. supone una semana de ajustes y búsqueda de soluciones para nuestras herramientas más habituales.

Se ha avisado que puede que algunos programas sean incapaces de arrancar tras la actualización porque no encuentran los recursos del sistema, y que la única solución será esperar a que sus fabricantes proporcionen una versión adaptada.

Me apuesto lo que quieran a que los programas que fallaran serán de Adobe y que tendremos que esperar y pagar religiosamente el CS 5 para poder solucionar los problemas.

— De hecho, a la hora que corrijo este texto ya hay una nota oficial de Adobe que dice que trabajan en “solucionar los problemas de compatibilidad con el esno leopar de sus CS 3 y CS 4 —.

Antes, los fabricantes se daban prisa en poner parches gratuitos en el mercado para solucionar los problemas menores que a veces — muy de tarde en tarde — se producían con las actualizaciones del S.O.

Ahora, simplemente se limitan a sacar partido del efecto cascada.

Cuando actualizas el Sistema, a continuación tienes que actualizar un centenar de componentes para que todo siga funcionando como debe, de los cuales, hoy por hoy, la mayoría supone pagarlos, más o menos.


Y luego se quejan de la piratería, no te jode.


Tercero; el tamaño en disco.

Me dicen que el gato friolero ocupa menos espacio en disco que el leopardo. Bueno, eso solo puede obedecer a que se hallan eliminado muchos componentes… cosa que no parece ser cierta.

Que los archivos del sistema estén más comprimidos… que tampoco parece la razón.

O que se halla depurado el código del sistema.

¡Ahí quería yo llegar!

Los que comenzamos en la informática con medio megabite de ram y ochocientos kilobites de disco, y no solo corría el sistema — bien — sino que funcionaban varios programas muy bien.

Hoy disponemos, no de ocho megaherzios, sino de tres gigaherzios, gigabites de ram y terabites de disco… ¡discos!

Millones de Flops a nuestra disposición, lo que según parece ha desplazado el ínteres de los programadores de ser virtuosos que construían buenos programas con unas cuantas decenas de kilobites a derrochar magabites y gigabites en programas espectaculares, pero llenos de lineas de programación basura.

Hoy nadie se plantea que es mejor escribir un programa de diez lineas, limpio y eficiente, si pueden usar doscientas.


Claro, eso supone que en un monstruo de millones de líneas como el Sistema, hay miles de lineas de código basura, no solo inútiles, sino que provocan todo tipo de interacciones inesperadas, fallos y bichos de todo pelaje.


La disminución del tamaño en disco del gato frío puede significar que se ha limpiado el sistema de estas lineas sucias.

Lo que no significa otra cosa sino que el leopardo o era un programa optimizado, terminado, limpio.

Yo siempre dije que el leopardo era una beta publica por la que nos había hecho pagar, que nos habían usado de banco de pruebas por la cara para depurar el código con nuestras quejas.


Cuarto; todo sigue igual. Pues sí, según dicen no hay cambios apreciables en el gato, lo que unido a lo arriba dicho no hace sino confirmar que el leopardo no debía haber sido lanzado al mercado, que era un producto inacabado y que según parece, es el gato friolero la versión definitiva del sistema.


¿Definitiva?


¡Umm!, no me lo creo.


En Apple han pasado de pensar distinto a pensar lo mismo que todas las multinacionales.

En Apple se construían productos para satisfacer las necesidades y gustos del usuario y para ello se diseñaban estrategias de mercado… pocas, porque el buen genero de Apple se vendía solo y no había mejor publicidad que los miles de satisfechos makeros.

Pero desde que volvió el víctima tecnológica friqui del Trabajitos se ha cambiado, se diseñan estrategias de ventas para que el usuario compre los productos que se diseñan en virtud de las necesidades de la mercadotecnia y las expectativas de beneficios.

El resultado es que en vez de maquinas perfectas y eternas que no fallaban nunca, ahora venden no lo mejor del mercado como antes, sino lo menos malo, que da bastantes más problemas y no duran ni de lejos lo mismo.


El mejor ejemplo esta en la nefasta forma en que se aplica el conectar y usar.


Concepto muy interesante pero que de ha aplicado de forma muy deficiente en los X.


Uno de los motivos de que el Sistema ocupe tantos gigabites en el disco son las interminable librerías sobre periféricos de todo tipo que supuestamente aseguran el conectar y usar… sí, siempre y cuando lo que queramos conectar y usar sea un aparato de ultima generación… seis meses antes de salir al mercado el Sistema, claro.


En un mercado desquiciado como el actual, en el que los fabricantes lanzan nuevos cacharritos — lo mismo pero con las mínimas modificaciones para que parezcan nuevos —, cada cinco minutos. un Sistema no puede estar al día, ya que en el mismo momento que se cierra el proceso de construcción de las librerías, aparecen nuevos modelos que el sistema no reconocerá… o lo hará mal, como con los periféricos antiguos… bueno, con más de dos años.

Todos tenemos periféricos que funcionan bien, porque son muy buenos y nos costaron una pasta en su momento, como mi excelente Epson 3.000, pero que quedan inutilizados por el Sistema actualizado.

O e su defecto, con cualquier actualización de programas.

Yo he tenido que dedicar un ordenado con el tigre y el Acrobat siete a imprimir con ella, ya que los programas más modernos y el leopardo, no es que no puedan imprimir con ella, sino que o hacen de pena.

Y la culpa no es de la impresora.


Resumiendo, el plug an plai no es cierto, si queremos usar un periférico no recomendado tendremos que rezar para que exista un controlador adecuado que tendremos que instalar a parte, o en el peor de los casos, tendremos que desactualizar un ordenador para poder seguir usando lo que hasta ayer funcionaba de maravilla.


Entonces… ¿para que sirve el plug an plai?


Para nada, para el común de los mortales, para los friquis que van de aquí para allá usando los gachet ultra modernos quizás sí, pero para los mortales no. A los mortales solo nos sirve para ocupar varios gigabites con descripciones de periféricos que nunca usaremos.

Y sobre todo, para tener un buen argumento de venta mercadotécnico, “con el plug an  plai puede usar cualquier periférico instantáneamente”, seguido de diez lineas de peros en letra pequeña.

Pero nadie se lee la letra pequeña  ¿verdad?


En fin, hecho en falta los tiempos en que lo que decían en cupertino era verdad, simplemente verdad y no un mero bulo publicitario.


¡Ah, cuarto!, antes de que se me olvide.

Un antivirus que previene el maleguare.


Otra estúpida concesión a la mercadotecnia en un mercado dominado por ese virus llamado runidos.

En el Mac NO hay virus y muy pocos espiguares o similares.

Así que los tésnicos de sistemas, en vez de vacunar su ruindos — comprendo que es una tarea inacabable e imposible — pretenden que seamos los makeros los que nos desinfectemos de SUS virus para que no les contagiemos.

Valeeee…


Dos cosas; una, no veo motivo para ocupar más espacio en mi mac para prevenir unas infecciones a las que soy inmune. Es como si pretendieran que me vacunara contra el cólera porque en en Africa hay cuatrocientos millones de personas expuestas a contraer esta enfermedad. ¡Coño, si no voy a ir a Africa!

Pues eso, que si no uso ruindos, no comparto con ruindos y no me conecto a redes con ruindos, ¿porque coño tengo que tener un anti virus incorporado al sistema ocupandome disco?

Y dos; Señores ruinderos, hay una forma que es muchísimo más fácil combatir sus virus: Cómprense un Mac y olvídense de ello.


Bueno, esperemos que el gato helado sea la versión definitiva del Sistema y merezca la pena el arduo trabajo de actualización, y no sea simplemente otro ardiz publicitario para vender… ¿que?

La pena es está, que en Apple ya no saben muy bien cual es su negocio.

Han perdido el “computer” de su nombre, se han volcado en la distribución de contenidos, el desarrollos de programas — bueno, ese si fue siempre su negocio —, vender gachet tecnológicos y sin duda se han olvidado de los makeros, que les han salvado el pellejo varias veces.

Deberían preguntarse si cuando vengan las vacas flacas, los compradores de música, de gachet, los pijos tecnológicos les van a salvar el culo.


Jorge Díaz

2 comentarios:

  1. Cito:
    "O que se halla depurado el código del sistema.
    ¡Ahí quería yo llegar!"

    Pues ha llegado usted mal, Don Jorge.
    Lo que ha sucedido es que en Snow Leopard hemos eliminado toda la parte de código PowerPC dejando sólo el código Intel.
    La realidad suele ser más simple que la imaginación. Su imaginación, Don Jorge.

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  2. Si, ya se que para poder usar este gato en los "viejos" Mac hay que instalar el ROSETA a parte, — o eso he oido —, pero si usted lo instala vera que aun así, ES más ligero.

    Es una evidencia, ellos mismos lo han dicho, que en el gato frio han "depurado" cientos de errores y lineas de codigo.

    No niego la posibilidad de equivocarme, entre otras cosas porque no soy un experto en UNIX.

    Pero fijese usted que hace años, un usuario sin puñetera idea de lo que es una variable o como se contruye un "if" era capaz de reparar y modificar el SO a su gusto.

    Hoy, para hacer una reparación en condiciones de los directorios del disco hay que saber mucho de lineas de comandos.

    Creo que es evidente por donde voy.

    Jorge Díaz

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