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¿De que va VadeMACum?

Allá por mil novecientos ochenta y cinco conocí un primer Mac, un Plus creo recordar.

Yo trabajaba en un periódico local muy humilde, que, locos ellos, pensaron en comprar un ordenador, — hasta ese momento yo lo montaba a mano a base de artículos escritos en una Olivetti eléctrica —, y el candidato fue un Mac, pero dado su precio acabamos maquetando con Ventura Publisher en un Inves turbo 8 Mhz.

Hasta el ochenta y nueve no volví a tocar un Mac y mi primera máquina propia fue un LC II en el noventa y dos.

Desde entonces, como cualquier otra obsesión, lo leí, escuche, pregunte y aprendí todo o casi todo lo que pude sobre aquellos bichos grises, creados pensando en quién los utilizaría y no en quién los vendería.

Hoy, aquella entrañable manzana de colores ha cambiado, y con el arco iris también se ha descolorido el ínteres por el usuario. Apple crea máquinas maravillosas, sí, pero ajenas, más cercanas a los “victim tech” y los ingenieros que al currito y el artista.

Y todo el mundo parece muy contento de como se hacen las cosas en Cupertino.

¿Donde esta la crítica? antes tan comun, pues no lo se, pero hasta que Apple me pague como evangelista, yo diré aquí lo que pienso, y probablemente escueza más de un Makero por poco pertinente, pero creo que la crítica es saludable y solo molestan las verdades incómodas.

Así que desde mi larga experiencia de usuario seré impertinente.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Ya os lo dije…

Me molesta sobre manera tener que decirlo, pero… os lo dije.

Sí, de verdad, me molesta pero que mucho, pero más que nada porque significa que las cosas pintan más que mal para los veteranos makeros que vamos de decepción en decepción.


Ya hablaremos más y mejor de ello, pero la conclusión evidente de la queinotes es que a Jobs no lo apea de su burro ni dios — si lo hubiese, que que no lo apee no deja de ser una prueba más de la inexistencia de seres divinos —.


Jobs se la ha envainado al renunciar a su adorada “sencillez espartana” y ha añadido cuatro cosas a sus ipod, cosas que los usuarios llevaban años comprando en otras marcas de taingüangüare. Cutres, malos — o no tanto — pero que tenían grabación, cámara, vídeo y todo tipo de güiches para pijos técnologicos.

El ipod solo tenía un diseño bonito — que ya acusa el paso del tiempo — y un precio para pijos que compran lo caro porque es lo  mejor.

Jobs ha cedido y los ha puesto en los ipod, tarde, pero lo ha puesto.


Y ha renovado el itunes con un buen numero de nuevas funciones que optimizan la compra de contenidos en el apple estore. Ochenta y dos megabites de mecanismos de compra. Muy atractivo, sí.


Ahí ha acabado todo.


Apple pierde aún más su computer, desprecia aún más el Macintosh y hala, a vender politonos por la red, que ese es el negocio boyante hoy por hoy.


Ayer decía que los makeros llevamos muchos AÑOS, ¡joder, que ya son años, ostia! pidiendo cosas a Apple, pues como si se las pidiéramos a la Virgen Moreneta.


El consejo de administración de Apple ha decidido que su negocio es la venta de contenidos y que lo de los ordenadores e una cosa marginal, así que… ¡ajo y agua!


En fín, como decía ayer, si lo que busca el “nefasto” es aburrir y exterminar a los makeros, pues lo va logrando, si señor. Alguien debería aprovechar uno de los escasos lapsos de lucidez de este iluminado  y preguntarle que va a pasar cuando el mercadillo de contenidos y la venta de gachet se retraiga, cuando Apple convertido en un fabricante más y no en un fabricante especial, no pueda competir con los gigantes. Cuando ya no existan makeros para salvar el negocio como en los noventa.

Entonces, etivi, ¿entonces que?


Pero claro, los momentos de lucidez son tan escasos últimamente.


Jobs habrá logrado lo que no consiguió Amelio, que Apple sea vendido a la competencia y desaparezca.


¿No? Bueno, ya lo consiguió con su Next.



Jorge Díaz

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