Estamos en construcción, disculpe usted las molestias... o no.

 

¿De que va VadeMACum?

Allá por mil novecientos ochenta y cinco conocí un primer Mac, un Plus creo recordar.

Yo trabajaba en un periódico local muy humilde, que, locos ellos, pensaron en comprar un ordenador, — hasta ese momento yo lo montaba a mano a base de artículos escritos en una Olivetti eléctrica —, y el candidato fue un Mac, pero dado su precio acabamos maquetando con Ventura Publisher en un Inves turbo 8 Mhz.

Hasta el ochenta y nueve no volví a tocar un Mac y mi primera máquina propia fue un LC II en el noventa y dos.

Desde entonces, como cualquier otra obsesión, lo leí, escuche, pregunte y aprendí todo o casi todo lo que pude sobre aquellos bichos grises, creados pensando en quién los utilizaría y no en quién los vendería.

Hoy, aquella entrañable manzana de colores ha cambiado, y con el arco iris también se ha descolorido el ínteres por el usuario. Apple crea máquinas maravillosas, sí, pero ajenas, más cercanas a los “victim tech” y los ingenieros que al currito y el artista.

Y todo el mundo parece muy contento de como se hacen las cosas en Cupertino.

¿Donde esta la crítica? antes tan comun, pues no lo se, pero hasta que Apple me pague como evangelista, yo diré aquí lo que pienso, y probablemente escueza más de un Makero por poco pertinente, pero creo que la crítica es saludable y solo molestan las verdades incómodas.

Así que desde mi larga experiencia de usuario seré impertinente.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Odio vesánico.

Cuando uno lleva algo más de veinte años usando los Mac está acostumbrado al odio vesánico que alguno profesan a nuestras manzanas.

Unos los odian por esa aura de facilidad que tenían, los tésnicos veían en el Mac un fuerte ataque a sus futuras fuentes de ingresos ya que un PC necesita mantenimiento “experto”, mientras que el Mac hace un experto de cualquier usuario de pie.

Algunos “asesores” llevan décadas viviendo bastante bien de montar sistemas basados en el Mac, pero claro, esos son blasfemos.

Otros, fanáticos de otras máquinas no pueden permitir que nadie exista fuera de su “Fe verdadera”. Y… Bueno… Hay quien tiene un altarcito con la esfinge de Trabajitos, pero en general, los makeros estamos muy acostumbrados a convivir sin problemas con otros entornos… bueno, sin apenas problemas, son ellos los que los tienen y nosotros quien los solucionamos, eso es lo que odian.

Otro odian la política comercial de Apple y claro, prefieren vender cincuenta taingüangüares a quinientos euros, con un margen de cien, que cinco Mac a dos mil y un margen de doscientos.

Vale, cada uno se gana las judías como puede…


One moment plis… ¿he dicho judías?


Pues sí, ahí es donde el odio a los Mac llega a extremos absurdos y casi homicidas.


En un aeropuerto van los gestapos — viene a cuento llamarlos así — y le quitan la bols

a a una muchacha de lo más normalito, la tiran al suelo, avisan que van a disparar y acribillan el pobre Mac de la chica.

Sí, sí, sí, le pegan cuatro… perdón… tres tiros y luego le piden disculpas porque “… lo sentimos pero hemos tenido que acribillar su ordenador… “

Quedándose tan panchos.


¿Y porqué? ¡Pues porqué sí, porqué es voluntad de dios!


Hombre…  Ya sabemos que las campañas contra Apple de mocochof son muy agresivas últimamente, pero tanto como para que se líen en los aeropuertos a balasear los pobre unibodi…


Afortunadamente — es un decir — el ministerio se ha disculpado con la chica y le han regalado otro Mac igual.

Pero dudo que el trauma y el susto se lo hallan pagado.


Hasta aquí la mofa y el humor porque en realidad la cosa es muy pero que muy seria.


Vamos a ver chica.


El susodicho aeropuerto es israelí y es en esto donde la cosa pierde toda la posible coña para ser un asunto estremecedor.

¿Quien coño y con que derecho se creen tener estos individuos para ir pegándole tiros a las propiedades de  la gente?

Pero claro, un país que se dedica sistemáticamente a atacar e intentar exterminar a sus vecinos, para luego escandalizarse porque les odien y se defiendan con palos y piedra o como puedan, no es raro que considere lógico liarse a tiros con tu equipaje porqué sí.


Da gracias niña, a que te quitaron el bolso antes de disparar, que si no, hubieran dicho como cuando bombardearon un bloque de pisos matando a cincuenta inocentes,  que la culpa era de ellos por vivir junto a un “probable terrorista”.

Si te hubieran pegado tres tiros al Mac, con él colgado a la espalda, seguramente hubieran dicho que la culpa era tuya por llevar algo sospechoso al hombro.


Y la verdad es que sí, la culpa de que tu Mac recibiera tres tiros es tuya, por estar en un aeropuerto israelí.


Yo no me pasearía por las tres mil viviendas con un rolex y un fajo de billetes en el bolsillo… es llamar a la desgracia.

Así que a ver si aprendes y evitas las… no malas, sino peores, compañías.


Antes de terminar, sí, reconozco que pese a no tener nada contra las judías, salvo que me producen gases y no me gustan, por mucho que los lobis yanquis se empeñen en que son gente buena, entre los israelís y yo hay algo personal.


Jorge Díaz




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