Llevo dos días recuperando archivos antiguos, almacenados en viejos “Floppys” de 800 y 1.440 Kb.
Hay como unos 200, todos de hace unos de diez años, del 91, 92, 93, 94…
De los primeros Mac y de la época de mi primer Mac propio; un LC II, de 16 Mhz, con 4 Mb. de Ram y 80 Mb de disco duro.
En aquella época trabajaba con Freehand 3 y 3.1, el Quark 3 y el Photoshop 2 que apenas funcionaba en aquella maquina, no se podían trabajar con imágenes de más de uno o dos Mb si uno no quería eternizarse en un simple volteo, Great Work…
Todos esos “Floppys” suponen años de trabajos guardados, — que de la basura ni hablamos —, sacar y volver a grabar los archivos para no llenar el disco duro y poder tener hueco suficiente para imprimir.
Para que Photoshop no empezara con el molesto no hay sitio en el disco.
Porque por entonces, cuando el disco estaba lleno, el Mac de Sistema 7 nos decía aquello de no hay suficiente espacio disponible en el disco para la acción solicitada, libere espacio y vuelva a intentarlo más tarde.
No, claro, los más jóvenes emigrantes — me niego a usar anglicismos cuando hay palabras aceptables en castellano — no conocen estos placeres, y se quejan cuando tarda un poco en imprimir un documento o los archivos temporales se comen unos cuantos Gigabites de disco.
Por aquel entonces yo soñaba con un Quadra 700, poco después con un Quadra 800 o 840 Av — que gran máquina —, soñaba con 30 o 40 Mb de ram y por lo menos 50 Mhz en un Motorola 68040.
Diez años después tenía un poderoso G4 AGP 400 Mhz con 640 Mb de ram y 30 Gb de discos duros, en plural, tres para ser más exacto.
¿Como es posible que me pasase horas sacando archivos a CD hasta hacerles reventar las costuras para poder dejar sitio libre en los discos duros y que Photoshop no me dijera que no puede trabajar porque los discos de memoria virtual estaban llenos?.
Todos los archivos almacenados en Floppys me caben en un par de CD, los importantes, claro… pero los CD de trabajos más modernos se multiplican por las estanterías
(…)
… Todo esto lo escribí allá por el 2.000, — o mejor dicho, lo deje a medio escribir —, para publicarlo en un foro.
Han pasado nueve años más.
Y al releerlo me doy cuenta que la idea que me animo entonces no solo sigue vigente, sino que es más cierta, más acertada que nunca.
Simplemente, ahora, la maquina que uso es un Intel — que vergüenza para un Mackero purista, leche — Core Duo a 2 Ghz, con un Gb y medio de Ram y dos discos con 350 Gb de espacio en total.
El G4 que arriba mencionaba, ahora es servidor de archivos e impresión, con medio Terabit de discos USCSI, conectado por red FW al MBP.
El poderoso PowerBook, pese a ser un buen moustruito, no es lo más de apple cuando escribo esto — siempre hay cosas más “poderosas”—.
De serie, un Mac Pro del 2.008 equipa un doble procesador de cuatro corazones hasta 3’2 Ghz. con unos 4 u 8 Gb de Ram en plan básico — hasta 32 Gb — y un disco de un Tb pa empezar, que se le pueden poner cuatro o más, claro.
Y que quiero decir con esto, pues que en dieciocho años lo “necesario” para poder ir tirando se ha multiplicado por 200 en cuanto a velocidad de procesador, por 2.000 en cuanto a la Ram y por… ¡13.000! en cuanto a capacidad de disco.
Dicen que la potencia de los ordenadores se dobla cada dieciocho meses.
En dieciocho años, con esa progresión matemática y salvo que un experto me corrija, los ordenadores deberían haber multiplicado su potencia por 2.000, es decir, que en cuanto a velocidad vamos muy por debajo de esa regla, hoy deberiamos usar máquinas con una velocidad de proceso de unos 32 Ghz.
¿O no?,
Porque una máquina de dos procesadores y ocho núcleos es en la práctica mucho más rápida que un hipotético procesador mono núcleo a 32 Ghz., ya que al multiplicar los núcleos no obtenemos un incremento numérico de rendimiento sino exponencial.
¿Cuanto mas rápido es un pro ocho corazones que un LC?
Pues sí, bastante más de 500 veces.
De acuerdo, pulpo como animal de compañía, se acepta. Se ha superado con mucho la regla de los dieciocho meses.
Pero donde la cosa es brutal, comparando el desarrollo con la susodicha chorrada… digo… regla, es en disco y memoria.
Con el LC necesitaba una media de diez o doce floppys a la semana, hoy necesito lo mismo pero en DVD para satisfacción de los piratas de la esgae, — hombre, de media y más o menos, ¿vale? —, así que si gastaba 14 Mb. de almacenamiento a la semana, ahora gasto 40 Gb.
Según la regla, debería usar 7 Gb, es decir, dos DVD, pero no, eso lo gasto a la semana, de media en almacenar fotos, cada dos meses, entre originales en bruto, “reveladas” y “retocadas” lleno el disco de respaldo de 250 Gb. pero las fotos pesan 50 Mb de media, claro está.
No me cuadra.
Pero lo que me resulta más llamativo no es que la potencia, el almacenamiento y la memoria no halla seguido la famosa regla, que a fin de cuentas nadie se ha tomado en serio de verdad, salvo algún enteradillo capullete en sus conferencias.
Como tampoco nadie se tomó en serio a Gillermito Puertas cuando dijo que jamas sería necesario más de 512 Kb para ejecutar un programa.
Ya le vale al tío profeta.
Bueno, sí, hubo y hay quien se toma en serio estas frases.
Allá ellos.
Lo que me anonada de veras es la paradoja de la percepción.
Porque… ¿cual es el motivo por el que compramos un nuevo mac?
Vale, de acuerdo, dejemos a un lado el síndrome de juguete nuevo, el ansia consumista, o el simple deseo de aparentar.
Al Víctima Tecnológica lo dejamos por perdido — me niego a usar anglicismos —.
También obviemos el caso de que el Mac deje de funcionar… eso no pasa… o no pasaba casi nunca, que ya llevo unos cuantos reparados.
Por lo general siempre cambiamos de Mac porque se nos queda pequeño.
Necesitamos más sitio para guardar cosas, que son más complejas y grandes.
Necesitamos mas velocidad para trabajar más deprisa con programas más potentes y más sofisticados que al final trabajan a la misma velocidad que la versión anterior en el Mac anterior, pero con mucho más lujo, claro.
Y curiosamente, al poco de tener el nuevo maquinón ya no nos parece tan rápido.
Necesitamos más memoria… que nunca hay suficiente…
¡Alto ahí!
¿Que he dicho?, ¿que nunca hay suficiente memoria?
¡Sí, claro!, es cierto, nunca tenemos suficiente…
Pero ¿como es posible?, tenemos 2.000 veces más Ram y 13.000 veces más disco…
La percepción.
En el noventa, se contrataba a los nuevos valores informáticos principalmente por su capacidad de depurar programas en unos cuanto Kb, y hacerlos funcionar más que eficientemente usando un mínimo de recursos porque eran caros y escasos.
Hoy se buscan programadores que hagan cosas espectaculares y muy “guaís”, pero no importa que sus programas tengan cientos de lineas basura y docenas de bichitos e incompatibilidades, porque como se dispone de mucho espacio de disco, mucho procesador y mucha Ram, la “limpieza” no es prioritaria y sí el Diseño y la innovación.
El Sistema del Plus, cabía en un disquete de 800 Kb. funcionaba con con un Mb de Ram y dejaba sitio para hacer virgerias en el Mac Paint.
El Siete ocupaba 15 Mb. en el LC y con el Rest Edit lo personalizabas en dos patadas sin saber que coña es una variable.
El Nueve solo ocupaba 150 Mb y hacía volar un Mirrorer.
El Tigre ocupa casi diez Gb de los cuales la gran mayoría son librerias y controladores de cosas que nunca usaremos, pero que Apple pone en el MacOSX sin preguntarnos si queremos o no instalarlos, para que podamos conectar y usar en teoría. Porque ni siquiera es cierto, porque al día siguiente de publicarse la versión del Sistema, los fabricantes han lanzado dos docenas de periféricos para los cuales tendremos que instalar sus nuevos controladores — si los hay — porque Apple no disponía de ellos cuando crearon el S.O.
Y sin contar con utilidades, programas multimedia, X11 y demás pijaditas adjuntas del Sistema, claro.
No hablemos de la política de hacer a los usuarios betatester paganos, y así ahorrar tiempo y dinero en desarrollo.
Porque todas las versiones mencionadas de los S.O. eran productos finales muy depurados, y si vemos el incremento de parches y versiones en el tiempo, nos damos cuenta de lo cuidados que eran y lo poco cuidados que parecen los S.O. actuale sen comparación.
Pero el caso es que en el Plus, el S.O. era un 25% de los recursos de disco — que no había disco duro generalmente, si se usaba un SC40 suponía un 0,6%—, en el LC era un 12%, en el G4 suponía un 1’2%, pero en el BMP ocupa casi el 10% del disco.
Es impresión mía o vamos para atrás como los cangrejos.
Y es que siempre queremos lo más fácil, lo más bonito, lo más sorprendente, ordenadores de película de ciencia ficción… Grande, rápido. bonito, y barato, claro.
Y Jobs nos lo da, él encantado, claro.
Dejando a un lado que nunca tenemos bastante y nos quejamos de vicio.
No puedo menos que preguntarme que podría hacer un MacOSX en un Mac Pro, si se hubiera desarrollado bajo las premisas de economía, funcionalidad, simplicidad y facilidad que hicieron famosos los Mac.
En vez de ser un espectáculo audiovisual a medio desarrollar, que no llega a madurar porque hay que lanzar algo más espectacular lo antes posible y así satisfacer las ansias del mercado y los sueños de los Víctimas tecnológicas.
Ya se, el Unix del X es mucho más avanzado y potente que el S.O. clásico, pero… me gustaría ver que podría hacer un MacOSX desarrollado con la ilusión puesta en el Seis.
Bueno, soñar es libre, ¿no?
El caso es que nunca tendremos bastante, así que… para que preocuparnos ¿no?
Jorge Díaz.