Estamos en construcción, disculpe usted las molestias... o no.

 

¿De que va VadeMACum?

Allá por mil novecientos ochenta y cinco conocí un primer Mac, un Plus creo recordar.

Yo trabajaba en un periódico local muy humilde, que, locos ellos, pensaron en comprar un ordenador, — hasta ese momento yo lo montaba a mano a base de artículos escritos en una Olivetti eléctrica —, y el candidato fue un Mac, pero dado su precio acabamos maquetando con Ventura Publisher en un Inves turbo 8 Mhz.

Hasta el ochenta y nueve no volví a tocar un Mac y mi primera máquina propia fue un LC II en el noventa y dos.

Desde entonces, como cualquier otra obsesión, lo leí, escuche, pregunte y aprendí todo o casi todo lo que pude sobre aquellos bichos grises, creados pensando en quién los utilizaría y no en quién los vendería.

Hoy, aquella entrañable manzana de colores ha cambiado, y con el arco iris también se ha descolorido el ínteres por el usuario. Apple crea máquinas maravillosas, sí, pero ajenas, más cercanas a los “victim tech” y los ingenieros que al currito y el artista.

Y todo el mundo parece muy contento de como se hacen las cosas en Cupertino.

¿Donde esta la crítica? antes tan comun, pues no lo se, pero hasta que Apple me pague como evangelista, yo diré aquí lo que pienso, y probablemente escueza más de un Makero por poco pertinente, pero creo que la crítica es saludable y solo molestan las verdades incómodas.

Así que desde mi larga experiencia de usuario seré impertinente.

viernes, 12 de marzo de 2010

Fin de fiesta.

Bueno, todo lo bueno — o malo — se acaba antes o después.


Durante casi un año he intentado hacer una critica del mundo, o al menos dar una opinión sobre como veo yo las cosas.

Pero el caso es que hace tiempo que mi salud se va resintiendo, una de esas “larga y penosa enfermedad” que  suelen mencionar los medios cuando alguna figura de un cierto relieve se muere, generalmente cuando nadie le había hecho el más mínimo caso en los últimos años.

El caso es que yo nunca he tenido acceso a internet, por varias razones, entre las que se puede mencionar el coste del servicio en parámetros de precio contra utilidad.

O que simplemente, para usar media hora la día la red — en las épocas de mayor uso — resultaba un lujo difícilmente justificable.


Bueno, a lo que voy es que siempre he utilizado un acceso libre de la biblioteca del pueblo, la cual esta en un segundo piso con seis horribles tramos de escalera.


Y como que y ame resulta imposible subir por esa escalera, pues eso, que en algún momento hay que decir “hasta la próxima”.


Pues eso, que abandono, tiro mis cartas y dejo mi lugar a otro jugador.


En todo caso, ha estado más que claro que el seguimiento de mis opiniones ha sido escaso , cuando no nulo, así que no se pierde gran cosa.

Quizás, si hubiera tenido unos centenares de seguidores podría haber alargado un poco la cosa, a costa de un sufrimiento considerable, eso sí, pero como no es el caso, pues eso.


Hasta luego.


Como dijo el otro: “Aquellos que me amaron sabrán que existido. El resto no necesitan saberlo”.


Jorge Díaz

jueves, 28 de enero de 2010

Job debería recobrar la fiabilidad antes de lanzar más gachet.

¿Se creían ustedes que me había muerto?


Pues no, lo que pasa es que tras esperar más de un mes por un veintisiete y tras probarlo durante un par de semanas me ha pasado lo que nunca me había pasado antes.


En más de veinte años de makero, después de que pasaran directamente por mis manos un centenar de Mac, y quizás un millar indirectamente.

Sin haber tenido que tirar de garantía jamas.

Después de tener en casa veinte Mac de todas las épocas, funcionando como la seda, oséa como Mac auténticos…

Por primera vez he tenido que devolver un Mac por fallos en sus tripas.


Sí, mi Imac es uno de esos veintisiete que tiene la tara de pantalla, parpadea y se apaga cuando quiere, pero lo que es peor, el test de Apple revela un fallo grave en los bancos de memoria.

Así que con menos de dos semanas de uso, apenas el tiempo suficiente para configurarlo y encontrar las sempiternas actualizaciones, va y me veo obligado a devolverlo al SAT, lo que significa quedarme sin Mac.

Antes, un servicio técnico para Mac era cosa de fanáticos Makeros porque muy raramente necesitaban reparaciones, lo más eran cosas de actualizaciones o auténticos destrozos de mal uso, pero ahora empieza a ser un buen chollo.

Job y sus adoradores dirán misa, pero ¿cuando coño habían fallado tanto los Mac?

¡Jamas!

Mucho me temo que es para mi el principio de una larga guerra contra Apple y el SAT, ya que, según las propias palabras del técnico autorizado, ya ni siquiera ellos saben a que corresponden los códigos de error de Test Apple, se limitan a enviarlos a Apple y ellos le dicen que cambiar… o más a menudo, rechazar el arreglo.


Como los numerosísimos fallos del veintisiete, que recordemos que ya se ha parado la distribución dos veces, están  siendo un grano en el culo de Cupertino, lo más probable es que intenten fingir que no pasa nada y que el funcionamiento es normal.

Ventajas de los fallos gremlim que solo con el uso continuado se aprecian.

Quizás a un recién llegado o a un usuario menos veterano, estas excusas le convenzan, pero yo compre precisamente este Mac en un Apple Center para poder guerrear a través de oficina del consumidor y cara a cara y no golpearme contra el muro de las lamentaciones inútiles del servicio telefónico — de pago — de Apple y gastar un potosí en mensakas.

Así que me temo que va a haber mucha bronca en los próximos meses… Que con toda probabilidad acabara en una devolución del dinero por cojones — aunque los Apple Center procuran avisar que no aceptan devoluciones, cosa ilegal, claro — y que me quede sin ordenador nuevo.


Por primera vez en veintitantos años de makero.


Y es que el muy gilipollas de trabajillos, lo siento pero lo de este despreciable individuo ya me crispa, así le reviente el hígado de una puñetera vez.

Pues eso, que lo de este tipo ya es puro sabotaje contra Apple, o mejor dicho contra el makerismo, y la paciencia tiene un límite.


No solo ha olvidado e ignorado lo que en otras épocas fue la mejor baza de la manzana; la opinión de miles de usuarios fieles y expertos en favor de un mercado de víctimas tecnológicas y caprichos para ricos.

No solo ha despreciado al mercado profesional intermedio que ya no puede comprarse un Mac para trabajar en su pequeña imprenta o estudio porque los Mac profesionales solo existen en un rango de precios prohibitivos.

No solo se ha permitido opinar que si los productos de Apple te parecen caros a un usuario es que no mereces tenerlos, toma ya prepotencia y soberbia.

No solo se ha centrado en un mercado de productos esclavos de su mercadillo en la red, porque no compras un ipone o un itouch o un ipod, no, comprar la obligación de tener que pagar por los contenidos que tienes que descargarte en exclusiva en el negocio del apple estore, todo ello disfrazado de “miles de aplicaciones disponibles”.

No solo se ha dedicado a obligar a los usuarios a pasar por caja para todo; prueba a cambiarle la batería o el disco duro a uno de los nuevos Mac, que ademas de perder la garantía, lo mas seguro es que te los cargues, que hasta a los técnicos autorizados se les va el color ante la idea de abrir un nuevo Imac.

Pero claro, cobrarte casi cuatrocientos euros por ponerte un disco duro que cuesta ciento veinte es un buen aliciente para intentar abrir el imac ladrillo.

Sobre todo porque Apple no permite que el usuario lo haga en casa, eso al taller.

Todo para aumentar los dividendos.

Sino que ademas, ya ni se preocupan de lanzar productos terminados y fiables como siempre hizo la manzana, para eso están los usuarios que hacen el trabajo de betatester y encima pagando por ello.


Lo productos con una manzana multicolor eran garantía de fiabilidad y buena ingeniería… ¿Sigue siendo así?

¡No! La manzana negra solo es garantía de un producto caro para pijos, nada más.

Por algo fue Jobs quien cambió la imagen de la manzana.


Ya paso con el leopardo que fue un desastre inacabado que solo funcionaba bien en configuraciones recomendadas, son miles los informes de perdidas de datos en configuraciones heredadas de otros sistemas anteriores, por ejemplo. Leopardo debería haber sido lanzado un año después, tras solucionar sus cientos de fallos, — yo lo desinstalé a la segunda perdida de datos y en el fallo ochenta pare de contar — pero que muchos compraron a la espera de la versión definitiva del leopardo blanco.

Paso con los nuevos portátiles que han reportado docenas de fallos y problemas.

Y ahora pasa con los Imac, maravillosos, estupendos, pero a medio desarrollar y con fallos garrafales que han obligado a retirar muchas unidades recién enviadas y que ha habido que actualizar, sin éxito, claro, dos veces en tres meses.


¿Cuando había ocurrido esto con las manzanas?, ¡No contesten, ya se la respuesta!: ¡Jamás!


Pero lo importante es lanzar nuevos productos monos para las víctimas tecnológicas.

Ahí tenemos el Ipad.


Tanto rollo y tanta tomadura de pelo mediática a base de globos sonda para un itouch grande que solo sirve para descargar contenidos de pago a través del apple estore y poco más.

Espero que el rumor de que solo se puede actualizar su contenido vía mobilemi sea una exageración, porque eso ya seria de juzgado de guardia.

Pero los fanáticos adoradores del impresentable trabajillos, babearan ante este trasto probablemente inútil, que nada tiene que ver con el tablet que los usuarios venían pidiendo hace años y lo compraran como locos para enriquecer las cuentas de Apple.


Funcione o no.


Una lastima, porque lo único que consiguen es que el infame trabajillos no se moleste en conseguir que sus productos simplemente funcionen bien como siempre funcionaron hasta su fatídica vuelta.

¿Para qué, si siempre hay mirlos blancos que los paguen?


Bueno, pues una y no más Santo Tomas, a lo largo de mi vida he visto muchos finales de una época así que no me pilla de nuevas, de momento este veterano makero sabe en que gastar mejor los mil ochocientos euros — que acabaran por devolverme, a las buenas o a las malas — que me ha costado el Imac tonto y desde luego, hasta que no se muera Jobs no volveré a comprar ninguna manzana.


Me joderá mucho pasarme al linus en un PC después de tantos años, me pilla muy viejo el código abierto, pero si me engañan una vez es culpa del estafador. Dos veces ni hablar. Así se va perdiendo el mercado de los makeros, si señor.


Quizás en los mundos de yupi de trabajillos, los víctimas tecnológicas son infinitas y muy ricos, dispuestos a comprar gachet y politonos como locos por toda la eternidad, pero en el mundo real, los pijos tecnológicos son muy pocos y con una clara tendencia a cambiar de gusto con facilidad.

Jobs acabara echando de menos a los fieles makeros que está perdiendo… o quizás no, quizás se limite a pedir un puesto en mocochof cuando Apple se hunda por su ineptitud, con la diferencia que en los noventa, cuando se el expulso de Cupertino por primera vez, los millones de makeros salvamos la manzana, y cuando Jobs se marche… bueno, ¿cuanto makeros quedaran dispuestos a pagar los destrozos?

Que pena, siempre tiene que haber un imbécil que acaba con los sueños bonitos.



Jorge Díaz

jueves, 7 de enero de 2010

Ditirambos de la alta gestión multinacional.

Sí, estoy vivo, aunque con mi tradicional reclusión navideña — escapando despavorido de las entrañables por cojones — no halla dado señales de vida.


A ver, así de repente una cosita rápida, al salir de mi güjero me encuentro con que la escandinava Noquia — creo que es sueca ¿no? — ha planteado una demanda para que Apple no pueda “importar y vender” sus productos en los yuesei.

Parece que estos señores dicen que Apple, la marca más copiada, pirateada, imitada y reproducida de la historia, les ha violado varias patentes.


Sí, hombre, vale.


Yo de patentes entiendo lo mínimo, pero esto, es casi tan absurdo como liarse a tiros con un Mac.


Se puede odiar a Apple, yo mismo no le tengo mucho aprecio en los últimos tiempos, pero hay que ser muy gilipollas para llevar tu vesania hasta el punto de pretender que un fabricante yanqui no pueda vender sus productos en su principal mercado; el de casa.

Es como si al panadero del barrio le prohiben vender pan en él.


Vale que Apple fabrica muchos componente y monta sus productos en todo el mundo, pero según las leyes comerciales internacionales, aunque fabrique todos los componentes y los ensamble en el extranjero, en la práctica, sus productos son made in yuesei, así que no importan nada de nada.

Vamos, que no es lo mismo importar las partes que importar el todo.

Aunque un juez con ganas de figurar en el guines como el autor de la sentencia más tonta, prohibiera vender “importados” a Apple, seguirían vendiendo sus productos porque estrictamente no los importan.


Más tonto es el asunto si lo miramos desde el punto de vista de lo que fabrica noquea.

Yo he visitado el sitio oficial de noquien y allí solo venden mini portátiles y teléfonos.

Así que… ¿que coño les importa si Apple vende Mac Mini, Mac Pro, Imac y otros productos, casi toda la gama, que quieren prohibir?


Bueno, está claro que el ipone, al que han tratado de imitar sin mucho éxito, salvo en el publico de mercadillo, les hace pupa en el mercado más interesante que es yuesei.

La cosa ha ido por el camino de “no me hagas la competencia o te vas a enterar”, pero ya sabemos que a Trabajillos no le afectan para nada las advertencias que se realizan fuera de su campo de distorsión de la realidad.


Bueno, una de dos, o los noquieros tienen también su propio campo de distorsión de la realidad, o ha sido simplemente una de esa jugadas de farol que hacen los altos gestores para cambiar la cotización en bolsa de la competencia.

En teoría, esas prácticas son ilegales, pero todos sabemos que la ley no impide hacer un buen negocio, ya pagara el pato otro, así se ha producido la crisis.


Está claro que la demanda ni siquiera llegara a ser admitida a tramite, salvo poderosa untada al juez.

Así que estos noquios se tendrán que aguantar e intentar diseñar productos mejores que puedan competir con los productos de Apple. Pataleando y acusándoles de copiones, vamos como si el ceporro de la clase acusara al empollón de sus suspensos.

Eso, o hacer como los guardias israelíes y liarse a tiros con cualquier producto Apple que vean por la calle, por sospechosos.


No se, pero a mi me parece que esto de la libre empresa está llegando demasiado lejos.



Jorge Díaz

Como soy pobre...

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